Sonia Hernández-Montaño Bou es arquitecta especialista en bioconstrucción, docente en diversas instituciones (tutora del Master en Biocontrucción del IEB), asesora y colaboradora para diferentes empresas e instituciones públicas.
1. ¿Cuál es el estado actual de la arquitectura sostenible en España? ¿Crees que el sector de la arquitectura está concienciado?
Se ha avanzado mucho, pero todavía no es algo que esté integrado en el ADN del sector y de la sociedad en general. El sector de la construcción es bastante conservador, y en la mayoría de ocasiones los cambios se realizan cuando vienen impuestos, que suele ser tarde y de manera precipitada. El concepto de sostenibilidad muchas veces se acaba reduciendo a un par de criterios, como la minimización de demanda energética o la implementación de fuentes renovables, pero no se suele trabajar en la globalidad de la sostenibilidad, que es económica, medioambiental y social. No se suele hablar de economía circular o local o de otros aspectos medioambientales, de confort y salud.
2. ¿Cómo intuyes que será la arquitectura mundial dentro de 10 ó 20 años?
Soy positiva, así que creo que sí o sí tendremos que haber evolucionado a modelos más holísticos, que no sólo miren la eficiencia energética, las emisiones y el confort térmico. También espero que nos hayamos dado cuenta de que debemos priorizar la rehabilitación de un parque construido que debe renovarse. La rehabilitación es el futuro, y Europa ya lo dice cuando prioriza su adaptación a los nuevos criterios medioambientales y de salud. Así que en este escenario futuro necesariamente trabajaremos con otras prioridades. Que ese proceso sea difícil o nos adaptemos bien al cambio, depende de nosotros y de la resistencia al cambio de cada cual. Si aceptamos que debemos evolucionar, debería ser sencillo.
3. ¿Qué papel están teniendo los certificados sostenibles como LEED, BREAM o VERDE en España? ¿Crees que son métodos efectivos y que ayudan a generar más concienciación en el sector?
Es muy positivo que existan, ya que marcan una tendencia en el sector. La cara negativa es que al ser sellos privados cuestan un dinero y cada cual decide sus propios criterios. Si la construcción en general ya aceptara otras maneras de hacer las cosas, no necesitaríamos sellos externos para garantizar un tipo de calidad. Y también es importante conocer qué aspectos analiza cada certificación para decidir cuál puede resultar interesante. A nivel de salud, la WELL es la referencia, pero trabajando con valores de bioconstrucción llegamos a controlar incluso más indicadores.
4. ¿Qué requisitos básicos debería cumplir una obra sostenible y saludable?
Como he comentado antes, las tres patas de la sostenibilidad son la económica, la medioambiental y la social. Cualquier diseño, material o sistema debería poder analizarse bajo ese prisma triple para encontrar el equilibrio en la solución. Pero no tenemos todos esos indicadores. A nivel medioambiental las ACV suelen medir emisiones de CO2 y energía primaria, pero hay otros muchos aspectos a tener en cuenta. Y a nivel social, casi ni existen (o no se usan) los indicadores. Por lo tanto, en la práctica, creo que la arquitectura debe basarse en la bioclimática, es decir, en priorizar los recursos pasivos para minimizar la demanda a través del diseño, y encontrar fuentes renovables para los recursos activos.
Esto es en cuanto a energía, pero hay más aspectos a considerar: diseño inclusivo en género y accesibilidad, materiales no tóxicos, sistemas locales de economía circular, diseño constructivo y de instalaciones que garantice una óptima calidad del ambiente interior, también pensando en el facility management (mantenimiento del edificio), y en la psicología ambiental, o en los estímulos sensoriales y de relaciones que va a generar ese espacio a los usuarios… Entre ellos, la integración del verde en la arquitectura y el urbanismo de manera natural sin que parezca un pegote.
5. ¿Cuál es el proyecto más sostenible que has llevado a cabo?
No te podría decir sólo uno, creo que todos tienen aspectos positivos porque van más allá de lo estándar. Quedo muy satisfecha con los asesoramientos a otros técnicos o entidades, porque veo que la semilla no sólo queda en el proyecto de colaboración en cuestión, sino que genera un cambio de chip en los interlocutores, y para mí eso es un gran logro. Así que no valoro tanto el proyecto en sí, sino la repercusión que tiene en las personas que forman parte de él.
6. ¿Qué se aprende en tus cursos de Bioconstrucción y Casa Sana?
A entender en concepto de habitar de manera holística. A que nos hemos acostumbrado a vivir en cuatro paredes con unas geometrías y materiales predeterminados que podemos cuestionar y transformar en espacios que nos nutran, revitalicen y estén a nuestro servicio (y no al revés). En el fondo se aprende a ser crítico con los conocimientos heredados para poder darle la vuelta y controlar bajo los criterios de la biología humana del diseño, la elección de materiales y los sistemas constructivos y de instalaciones.
En definitiva, entender qué necesitamos para vivir con salud y bienestar y aplicarlo al diseño arquitectónico.
7. Colaboras con instituciones públicas como la Generalitat de Catalunya. ¿Cuál es el nivel de conocimiento y consciencia alrededor de la arquitectura sostenible que tiene la Administración Pública?
La verdad es que estoy sorprendida del grado de aceptación que tienen estos temas en la Administración. Son muy conscientes de la relación que hay entre arquitectura/ urbanismo y salud pública, y se están haciendo grandes avances para integrar estrategias que mejoren las directrices del sector de la construcción. Pero sabemos que la Administración tiene tiempos más lentos, así que no es inmediato, no obstante, sí muy esperanzador.
8. Háblanos de tu estudio de arquitectura e interiorismo arquitecturasana. ¿Cuáles son tus objetivos?
Mi objetivo principal es participar en proyectos que me convenzan. Hace tiempo decidí que sólo quería dedicarme a este tipo de arquitectura, y durante una época fue difícil no aceptar encargos convencionales, pero me he mantenido firme a mis principios y he conseguido salir a flote.
Ahora mi objetivo principal es conseguir extender esta semilla, intentar que la bioconstrucción, bioarquitectura o arquitectura saludable no sea algo anecdótico, sino que se vaya implementando como una necesidad vital, ya que la arquitectura necesariamente debe estar al servicio de las personas (y por lo pronto ésto no es así).
9. Como tutora del Máster en Bioconstrucción del IEB (Instituto Español de Bioconstrucción) y asesora, ¿cuál es tu sensación a nivel académico de las personas a las que formas y qué te transmiten de sus propios proyectos?
Me encanta mi labor docente porque comparto con el alumnado la pasión por este cambio. La mayor parte de los alumnos son técnicos del sector de la construcción con una trayectoria profesional que no les convence y con ganas de cambiar las cosas. Cuando descubren que es posible -que hay luz- me invade una gran emoción que comparto con ellos, ya que ese proceso me retroalimenta. Es una labor realmente gratificante.